Las habilidades tempranas de memoria y atención se relacionan con las habilidades académicas
En 2005, las psicólogas Debora Stipeck y Rachel Valentino de la Universidad de Standford estudiaron la relación entre las habilidades de memoria y atención durante la primera infancia, y si éstas se relacionaban, a través del tiempo, con habilidades académicas como la lectura y la comprensión matemática. Estudiaron a 5873 niños estadounidenses desde la edad de 3 años y evaluaron sus habilidades cognitivas y desempeño escolar en seis ocasiones hasta que los niños cumplieron 14 años. Curiosamente, descubrieron que las habilidades de memoria y atención durante los primeros cuatros años de vida de un niño predecían el desempeño académico que tendría una vez que empezara su educación formal, además de que esa relación se mantenía hasta bien entrada la adolescencia.
La investigación concluyó que la relación entre la memoria y atención de los niños es mucho más fuerte durante los años de prescolar y que ésta se va debilitando conforme pasa el tiempo. Eso significa que los esfuerzos por desarrollar la atención y memoria rinden muchos más frutos durante el periodo de educación básica, cuando los niños aprenden a leer, a escribir y a usar el pensamiento abstracto y conceptual. Sin embargo, en la preparatoria y la universidad, cuando las materias comienzan a ser más especializadas, la relación antes mencionada pasa a segundo plano y lo que predice el éxito ahora es el aprendizaje profundo sobre el tema estudiado. Por supuesto, el desempeño académico es un tema muy complejo que no puede reducirse a estos dos factores, pero el estudio muestra que los primeros cuatro años de desarrollo cognitivo son muy útiles al momento en que los niños comienzan a ir a la escuela.
Algunos de los retos más importantes a los que se enfrentará tu hija cuando entre a la escuela serán concentrarse en la maestra, ignorar las distracciones para poder completar una actividad e inhibir impulsos o conductas que puedan distraerla de lo que está haciendo. Sabiendo esto, y a pesar de que la escuela es algo aún muy lejano, puedes comenzar a trabajar con tu hija y estimularla con actividades específicas que fomentarán sus habilidades de memoria y atención.
Diez beneficios del juego para las relaciones familiares.
El juego entre padres e hijos es muy, muy importante, tanto para los peques como para los papás. Muchos expertos han listado los beneficios que aporta el juego a la familia en su conjunto, y dicen que para obtener estos beneficios basta con 15 minutos de juego al día. No es mucho tiempo, ¿verdad? Así que hoy quiero hablarte de estos beneficios y su implicación emocional. Si en tu casa aún no dedicáis este tiempo de juego diario, después de leer este artículo verás lo útil e interesante que puede ser para todos.
Cuando un niño juega con sus papás…
Fuente: Documento bajado de edukame.com
El juego entre padres e hijos es muy, muy importante, tanto para los peques como para los papás. Muchos expertos han listado los beneficios que aporta el juego a la familia en su conjunto, y dicen que para obtener estos beneficios basta con 15 minutos de juego al día. No es mucho tiempo, ¿verdad? Así que hoy quiero hablarte de estos beneficios y su implicación emocional. Si en tu casa aún no dedicáis este tiempo de juego diario, después de leer este artículo verás lo útil e interesante que puede ser para todos.
Cuando un niño juega con sus papás…
- El niño aprende a reaccionar como papá o mamá cuando pierde, cuando gana, cuando ocurre un imprevisto… sus papás se convierten en un referente no sólo para la educación, sino para la diversión y el ocio.
- El niño conoce mejor a sus papás, y éstos conocen mejor a su hijo. Se descubren habilidades que en el día a día quizás no son tan obvias, la comunicación es más distendida y permite dejar volar la imaginación.
- Los niños tienen mejor autoestima, ya que sus papás están ahí cuando él logra ganar en el juego y éstos le felicitan. La familia es el contexto principal donde el niño crea una imagen de sí mismo y cuando se dedica tiempo a jugar, esta autoimagen es mucho más positiva.
- Los niños tienen más motivación por lograr sus metas, ya que saben que papá y mamá les animan y les ayudan si es necesario.
- Los papás descubren los progresos que van haciendo su hijo día tras día, y les ayudan a potenciar sus virtudes y reducir sus limitaciones. Pueden facilitar este progreso al saber exactamente hasta dónde puede llegar el niño.
- Los papás descubren las preocupaciones y los intereses de sus hijos, ya que los niños suelen expresarlo a través del juego, y así se pueden gestionar estas preocupaciones directamente a través del juego, de una forma sutil pero muy efectiva.
- El sentimiento de pertenencia y de unión se hace mucho más fuerte, ya que compartir tiempo de diversión es una situación de apego y seguridad que tranquiliza a los niños y que refuerza su confianza.
- Los papás pueden aprovechar para enseñarles valores y formas de actuar que de otro modo quizás resultaría forzado y poco comprensible para el niño.
- Los papás reducen sus niveles de estrés. Porque los adultos también necesitamos jugar, relajarnos, reírnos, liberar tensiones… ¿qué mejor que hacerlo con nuestros hijos?
- Papás e hijos son más felices. Compartir tiempo de juego nos hace sentirnos más felices al compartir momentos de diversión y unión, se contrarrestan las situaciones menos agradables del día.
Fuente: Documento bajado de edukame.com
INQUIETUDES DEL MEDIO POR LA DEMANDA TERAPÉUTICA QUE EXISTE HOY
Revisado y compilado por:
Alicia Margarita Pinzón Barco
Fonoaudióloga
Universidad del Rosario
Diana Patricia Barrera Santos
Terapeuta ocupacional
Universidad del Rosario
Alicia Margarita Pinzón Barco
Fonoaudióloga
Universidad del Rosario
Diana Patricia Barrera Santos
Terapeuta ocupacional
Universidad del Rosario